Alioli en plato (con huevo)

La indiscutible reina de las salsas; es capaz de potenciar cualquier comida, ya sea de carne o pescado, y es perfecta untada en una rebanada tostada de nuestro pan sin gluten, sin nada más, y mucho más increíble si a esa rebanada le aportamos un poco de tomate rallado con perejil picado.

El alioli original es simplemente con ajo y aceite, una salsa mucho más suave y exquisita que la que usamos actualmente con huevo.

¿Y por qué todo el mundo usa la receta con huevo?

La respuesta es simple, por la estabilidad de la salsa. La salsa con huevo es mucho más estable y mucho más difícil que se corte, casi no recuerdo la última vez que se me corto la salsa con huevo y la de sin huevo se me cortan una de cada tres.

¿Qué hacer si veo que se corta mi alioli o ajoaceite?

¡Cuidado! Uno de los remedios caseros más utilizado es añadirle miga de pan. Pregunta bien, cuando tomes alioli casero, si al maestro salsero se le ha ocurrido usar ese método. Si lo ha hecho habrá contaminado toda la salsa con el temido gluten y la digestión puede convertirse en un infierno.

El remedio que todo experto maestro en el arte del alioli debe saber manejar es la del agua, unas simples gotas de agua en nuestro plato volverán a ligar nuestra salsa mucho más rápido y sano que los remedios amateurs, probarlo y me contáis.

Ingredientes para un plato de alioli casero:

  • 20 g de ajos.
  • 200 ml de aceite de girasol.
  • 30 ml de aceite virgen extra.
  • Una pizca de sal.
  • La yema de un huevo.
  • Unas gotas de zumo de limón.

Picaremos bien nuestros ajos con la sal y las gotas de limón. Es importante que la masa resultante sea una pasta fina. En este punto descarto el mortero y lo paso a un plato hondo. Sí, con un plato y un tenedor será más cómodo, más fácil de trabajar y sacaremos mucha más cantidad que de la manera tradicional.

Añadimos al ajo picado una yema de huevo, solo la yema de nuestro huevo, que habremos sacado de nuestro frigorífico por lo menos una hora antes para que se atempere. Ahora simplemente nos queda dar vueltas y vueltas a nuestro plato, siempre en el mismo sentido, añadiendo pequeños chorritos del aceite de girasol. Cuando veamos que absorbe el aceite vertido la masa de ajo y yema que comienza a ligarse añadimos un poco más, sin prisa, hasta que se acabe y terminaremos con un poco de aceite de oliva virgen extra para darle toda la potencia y sabor de nuestro oro verde nacional.

La razón de no hacerlo todo con aceite de oliva es puramente de indigestión, es más pesado; pero para estómagos fuertes y amantes de los sabores intensos puede resultar recomendable usar solo el aceite de oliva virgen extra tan sabroso de nuestra tierra.

Una vez acabamos todo el aceite, y nuestra masa es compacta, lo tapamos y guardamos en un lugar fresco como puede ser nuestra nevera. A la hora de servirlo en la mesa es un puntazo hacerlo en un mini mortero con una cucharita de postre para servir. Todos tendrán la sensación de estar en un restaurante de alta cocina.

Si ves cómo alguien se pone nervioso cuando lo miras hacer alioli y con aire enfadado te sale con que no se puede mirar que se corta. Ríete de él y coméntale que si eso fuera verdad los científicos tendrían la prueba irrefutable de que la consciencia es capaz de interaccionar con la materia; pero no es así y, sin embargo, esta sigue siendo la excusa más utilizada por los principiantes cuando se les corta, de esta manera tienen una excusa para expiar su culpa por no haber sabido atar el alioli y solo los que se ponen a hacerlo corren el riesgo de que se les corte, por muchos años que lleven, alguno se corta, no pongas excusas, solo sigue nuestros consejos y si se corta, haz otro.

Espero vuestros comentarios, que busquéis alimentos gluten free y que nuestra lucha os haga más libres.

Los comentarios están cerrados.