Pastel de carabinero y brocheta de gambas dulces al whiskey

Este plato bien puede acercarse a esos de alta cocina que tan de moda están y de los que aquí intentamos alejarnos, pero hay ocasiones que tenemos algo que celebrar, o alguien a quien sorprender, a quien ofrecérselo en un día especial y esté es uno de esos platos.

Unas velas con la luz apagada, dónde la luz cálida y envolvente nos trasporte a lugares mágicos, una botella de buen vino que nos haga paladear un buen roble madurado bajo supervisión de expertos maestros y este espectacular plato. Entretenido de preparar, eso nadie lo pone en duda, pero digno de los restaurantes más exclusivos; te darán una estrella Michelin casera después de probarlo y los ojos de tu pareja resplandecerán durante días.

Un plato delicado, lleno de contrastes, de sabores y perfecto para hacer sentir especial al que se lo ofrezcas.

El plato de se compone de:

  • Dos carabineros medianos.
  • Catorce gambas rayadas medianas.
  • 200 g de patata.
  • 70 ml de whiskey (un buen Bourbon a ser posible).
  • 50 g de Panela.
  • Media lima.
  • Medio chile.
  • Hojas de menta.
  • 200 ml de Nata.
  • Una pizca de sal.
  • Una copa de Coñac.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Queso rallado (mezcla de parmesano y otro más suave)

Para el timbal o pastel de patata cortaremos en finas laminas la patata y, aquí viene la controversia, la metes en el microondas en un bol de pyrex con un chorro de aceite virgen extra y sal durante cinco minutos a potencia máxima o, para los amantes de la conspiración de la invasión electromagnética y de las ondas que producen nuestros aparatos, puedes freírlas a medio hacer en una freidora. Lo que tiene es que ablandarse un poco la patata para el segundo paso.

En un cazo metes todas las cabezas, de gambas rayadas y carabineros, se sofríen con sal y aceite virgen extra aplastando las cabezas con un cucharón, preferiblemente de madera. Cuando están bien doradas se le añade un poco de coñac y lo flambeamos hasta que el fuego se consuma. En ese momento añadimos la nata y lo dejamos cocer cinco minutos más. El color de la nata se tornará ligeramente rosado y, si tomamos la cuchara y la probamos, notaremos todo el marisco de nuestras costas bailando flamenco en nuestra boca. Pasamos la salsa por un colador y reservamos.

Una vez tenemos nuestra salsa de carabinero y las patatas, montaremos nuestro plato. En un bol de barro pequeño será dónde incorporaremos una cucharada de nuestra nata, repartiremos una capa de patata, otra cucharada de nata y queso rallado, capa de patata, cucharada de nata, queso rallado y así sucesivamente hasta tener nuestra cazuela de barro bien llena. Con unas tres capas tenemos que tener más que suficiente. Al horno a 180 grados centígrados unos 20 a 30 min y la parte superior de nuestro pastel de carabinero estará ligeramente tostado y perfecto para hincarle el diente.

Para la brocheta; ensartaremos en un palo de madera de pincho unas catorce gambas rayadas peladas y en una plancha a fuego vivo las doramos hasta que ya no trasparenten, no las retengas mucho tiempo en el fuego o se secarán. No me olvido del carabinero, también doraremos la cola en la plancha sin la cabeza y sin pelar, para que quede más jugoso.

La salsa dulce de whiskey; sofreímos el chile en una cazuela, cuando esté sofrito incorporamos una medida de panela, otra igual de Bourbon, ralladura y zumo de media lima y lo cocemos todo en el fuego hasta que espese. En un bol machacamos unas hojas de menta que mezclaremos con la salsa una vez hecha y reservamos.

Hora de servir; sacamos el milhojas de patata de su recipiente y lo presentamos con el carabinero pelado encima. A su lado colocamos la brocheta con un poco de salsa dulce de whiskey por encima y ya tenéis un plato de los que se disfruta del primer bocado hasta el último.

Espero vuestros comentarios, que busquéis alimentos glutenfree y que nuestra lucha os haga más libres.

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