Volvemos a la carga con unas galletas sin gluten y sin lactosa. Un escándalo de sabores al eliminar la mantequilla y sustituirla por aceite de coco, y no solo por sus múltiples propiedades beneficiosas, también por el aroma que deja en cada bocado que va a hacer que no quieras dejar de comerlas.
Ya comentamos los múltiples beneficios del aceite de coco en las galletas de chocolate con arándanos y piñones y del pistacho podemos decir que ayuda a bajar el colesterol, a regular en tránsito intestinal, … todo por tener de forma natural un alto contenido de minerales (Potasio, magnesio, fosforo, calcio, hierro…), un alto contenido en fibras, un alto contenido en ácidos grasos (buenos para regular el colesterol), son antioxidantes, energéticos y una fuente de proteínas y vitaminas.
Con la mandarina y el tomillo, aparte de incorporarle vitamina c, le vamos a añadir un sutil aroma mediterráneo que no deja indiferente a nadie.
¡A qué esperas para incorporarlos a tus recetas!
Ingredientes:
- 170 g de aceite de coco.
- 150 g de arándanos deshidratados.
- 150 g de pistachos sin sal.
- 120 g de panela.
- 250 g de harina sin gluten.
- Una mandarina.
- Tomillo fresco.
- Media cucharadita de bicarbonato.
- Una cucharada de esencia de vainilla.
- Un huevo.
Lo primero que haremos es sacar una hora antes el aceite de coco de la nevera para que se atempere y se pueda manipular mejor. Si lo calientas un poco al baño maría o en descongelación en el microondas mejor.
En un bol grande metemos el aceite de coco y, con ayuda de una amasadora eléctrica, añadimos la panela y batimos hasta que quede bien mezclado.
Añadimos el huevo, la cucharada de esencia de vainilla y mezclamos de nuevo, notaras como la masa ya tiene una consistencia más cremosa.
Las hojas de tomillos las metemos en un mortero, las machacamos para que suelten todo su aroma y le vertemos el zumo de la mandarina. Lo mezclamos bien y lo incorporamos a nuestro bol para mezclar con lo que ya tenemos.
Le toca el turno a la harina y el bicarbonato, lo pasamos todo por un colador para evitar grumos y mezclamos de nuevo hasta obtener una masa homogénea.
Cogemos los arándanos y los metemos en una picadora hasta que queden en trozos pequeños. Hacemos lo mismo con los pistachos. Los metes en el bol, mezclamos todo bien, otra vez.
Esta masa, al no tener mantequilla, no hace falta meterla en la nevera, pero si notas que está muy blanda, la metes unos minutos y la tendrás como el cemento para manipularla mejor. Haz unas bolas con la mano, aplástalas para darle forma de galleta, pon un arándano en el centro y cuando comas la galleta te parecerá que tiene una chuche en su centro. A los niños y los no tan niños les encanta. Ve esparciéndolas en una rejilla de horno sobre un papel de horno para que no se peguen.
Lo metes en el horno unos 20 minutos a 180 grados. Si las quieres un poco más cremosas quítales unos tres minutos.
Deja siempre que se enfríen en una rejilla de aireación, sin el papel de horno. Al hacer esto evitarás las molestas humedades y en unos minutos las tendrás listas para probar. Al día siguiente aún están más buenas.
Espero vuestros comentarios, que busquéis alimentos glutenfree y que nuestra lucha os haga más libres.