Pan sin gluten de castaña y yogur




¿Ya creíais que nos habíamos dejado de lado el pan sin gluten? ¿Que con la receta del pan sin gluten más bueno del mundo ya dábamos por finalizado este elemento indispensable en muchas de las mesas de los hogares de medio mundo?

Pues estáis muy equivocados y lo vamos a demostrar con más recetas a lo largo de este año tan sabrosas como la primera. En este pan, como se puede observar en la foto, queda con una corteza mucho más colorida y con un parecido más que razonable a los panes tradicionales de trigo. Todo esto lo conseguimos gracias a la mezcla de harinas como la del trigo sarraceno y la de harina de castaña.

Con la harina de castaña y el yogur le vamos a dar un toque suave aromático que no dejará indiferente a nadie que lo pruebe y hasta puede que, aun si no tienes ningún problema con el gluten, ya sea celiaquía, intolerancia o alergia, decidas introducir en tu dieta un manjar sano y nutritivo como el pan sin gluten que te estamos presentando.

Este pan contiene:

  • 400 ml de agua.
  • 250 g de harina panificable sin gluten mix B de schar.
  • 50 g de harina de castaña.
  • 50 g de harina de quínoa.
  • 75 g de harina de arroz.
  • 75 g de harina de trigo sarraceno.
  • Dos de aceite virgen extra.
  • Un yogur con azúcar de caña.
  • Un sobre de levadura sin gluten hidrolizada de 7g.
  • Una cucharadita de sal.
  • Una cucharadita de panela o azúcar de caña.
  • Un puñado de sésamo.

Puede que al ver como ingrediente la harina de castaña os haga replantearos el probar este pan. No hay que caer en ese error. La harina de castaña es fácil de conseguir en casi cualquier gran superficie de alimentación. No es especialmente barata, tampoco lo son las castañas crudas, pero al llevar solo 50 g la receta no encarece mucho la mezcla y le da un sabor único.

Yo utilizo para el pan harina Schar mix b. Hay de otras marcas y las utilizo para otras cosas, pero para el pan, que es lo más delicado, es con la harina que, de momento, mejor me queda. Si probáis alguna que funciona igual de bien comentarlo y le haremos el test.

Fermentamos la levadura con agua tibia, ¡cuidado he dicho tibia! o se estropeará la levadura si la mezclamos muy caliente y, con una cucharadita de panela, mezclamos todo en medio vaso del agua. Reservamos mientras amasamos, esto nos dará tiempo a que la levadura comience a fermentar.

Lo amasaremos todo en un bol, si tienes panificadora estas medidas te sirven para ese aparato, pero ya que no todo el mundo dispone de uno que mase y fermente la mezcla lo vamos a hacer de la manera tradicional.

En el bol mezclaremos todas las harinas con una cucharadita de sal, cuando tengamos todas las harinas bien mezcladas, echamos un vistazo a la levadura y, si ha doblado su tamaño, la verteremos en el agua restante con dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra y el yogur. Esta mezcla la verteremos poco a poco en la harina mientras amasamos.

Puedes utilizar una espátula si eres aprensivo a mancharte, pero te recomiendo que tengas las manos recién limpias y las utilices para amasar el pan y dejar una masa fina y sin grumos. Tratando así al alimento que te vas a comer con el respeto que se merece.

Una vez bien amasado, tapa el recipiente con papel de film y déjalo en un lugar templado entre sesenta y noventa minutos. Tiene que doblar o triplicar su tamaño. Puedes dejarlo en el horno a no más de 50 grados si no tienes un lugar templado en tu casa.

Para disfrutar de panecillos de hamburguesas o de otras formas en las que tu imaginación pueda inspirarte, tienes que sacar la mezcla fermentada sobre un papel vegetal pequeñas porciones con un cucharón. Este pan no se extiende igual que el de con gluten, ni lo intentes, sacas la medida de masa que elijas sobre el papel vegetal y con los dedos mojados en agua o aceite le das la forma, cuesta un poco al principio, pero es fácil una vez lo comienzas a dominar. Personalmente prefiero darles forma con agua y es mucho más sano. Espolvorea semillas de sésamo por encima o déjalos así si no te van las semillas en tu pan.

Una vez los tenemos bien extendidos los metemos en el horno a 200 grados y en 25 – 30 minutos o en cuanto los veas dorados estarán perfectos para sacar y dejar enfrían en una rejilla aireadora. Mi recomendación, no los hagas muy gruesos, congélalos ya abiertos y tuéstalos un poco antes de comer.

Ya sea con una hamburguesa normal o de pescado, para muestro bocadillo de jamón y cebolla caramelizada, para untarlo de paté, como acompañamiento a nuestra cazuelita de costillas, con un poco de salmón marinado… con lo que se te ocurra este pan te va a hacer desterrar de por vida el gluten de tu mente.

Espero vuestros comentarios, que busquéis alimentos gluten free y que nuestra lucha os haga más libres.

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