¿Qué es lo que hace un postre perfecto aparte de tener que tener un espectacular sabor?
Para que un postre lo podamos argumentar como perfecto tiene que ser sencillo de hacer y sin complicaciones. De eso precisamente va esta entrada, de una actualización de un viejo postre que añadiéndole algo ahora tan accesible hoy en día como los arándanos lo convertimos en una explosión de sabores que va a ser difícil que no caigas rendido a sus encantos.
Los ingredientes son de los más sencillos, para dos personas:
- 110 g de arándanos frescos.
- 2 plátanos de canarias maduro
- Una cucharada de panela.
- Una copa de brandy.
- Canela en polvo.
- Nata (opcional)
No vamos a necesitar más que un recipiente para horno, yo prefiero uno de barro, y un horno.
Cortaremos el plátano en medallones de un centímetro aproximadamente, lo esparciremos por el recipiente mezclado con los arándanos.
Reparte el contenido de la copa de brandy y la cucharada de panela por el recipiente.
Ahora solo falta sellarlo con papel de aluminio para crear en el interior un efecto invernadero que convierta esta singular mezcla en un postre de alta cocina.
Lo metemos en el horno a 200 grados unos 40 minutos, sabrás que la magia está surgiendo cuando veas subir el papel de aluminio y el recipiente parezca una seta dentro del horno.
Una vez lo saques del horno puedes consumirlo directamente cuando comience a enfriarse un poco, después de sacarlo de la nevera y así recrear los postres más frescos y veraniegos o de la forma que quieras.
Como sugerencia, un poco de canela lo realza y, si lo acompañas con un poco de nata como en la foto de presentación, ya no hay cosa en este planeta que te pueda incomodar mientras te lo estás comiendo.
Sé que en los más refinados restaurantes te pueden sacar espectaculares postres con elaboraciones de lo más complicadas, complejas y sabrosas, pero te aseguro que pocos postres con la simpleza de este te pueden llevar al nirvana gastronómico que te lleva, el que te presento, en cada bocado.